Pensemos un poco en cómo tomar café implica tomar muchas decisiones y puede afectar a la sostenibilidad
El rito del café acompaña a millones de personas.
Desde hace mucho años consumo café como tantas y tantas personas. No soy un sibarita de esos que distinguen los toques de madera y afrutado aroma en mis desayunos, hasta ahí no llego, pero creo que si aprecio el buen sabor y la calidad. Somos muchos consumiendo café en todo momento, y eso la industria lo sabe, por eso hace unos años, se empezó a crear un mercado más allá de lo que se conocía.
Como es fácil de imaginar algo que mueve tanto dinero esconde rincones donde podemos tropezar con vulneraciones de los derechos humanos o atentados contra el medioambiente. En esta reflexión me centro más es el hecho de cuánto podemos contaminar, solo por el modo en que preparamos esta bebida.
Café ya tomaban mis abuelos cuando las condiciones lo permitían (ellos vivieron la guerra, pero sobre todo la postguerra), existía el café y la «tecnología» para prepararlo. El café, durante un tiempo, puede que no fuera de tan buena calidad como podemos llegar a comprar y certificar ahora pero era café al fin y al cabo. La afición existía.
«La difícil situación que vivió España desde la posguerra propició que el método del torrefacto ganara popularidad, ya que en teoría alarga la vida del producto y permite extraer más cafés con el mismo volumen de grano. El problema es que nos acostumbramos a tomar el café así, y todavía existe la idea generalizada de que solo el café muy fuerte y muy negro es bueno, o que tiene más cafeína -cuando es justo lo contrario-.»
Directo al paladar
Desde que yo recuerdo, había varias opciones para obtener café
- Cafeteras de melita
- Cafeteras italianas
- Café hervido en leche/agua y colado con una manda de tela (este era el café preferido de mi abuela)
- Cafeteras de hostelería
Parece que nos hemos complicado un poco la vida en los últimos años (hasta se han sacado de la manga la palabra «barista» ) gastándonos dinero en unos electrodomésticos muy sofisticados, entre ellos los de cápsulas que nos dan sensación de comodidad y de un sabor cafetero espectacular a cambio de consumir innecesariamente aparatos y productos compatibles que contaminan el medio ambiente
@responsableconsumoweb en Instagram
Mis cafeteras italianas
Muchas de mis decisiones relativas al consumo que tomo, se condicionan por el espacio disponible en casa, por el impacto económico y medioambiental, por la calidad, la durabilidad y por supuesto, por mi experiencia personal.
Si os hablo de mis cafeteras os diré que una vez estuve a punto de comprarme una cafetera de cartuchos. Tomé la decisión de esperar y me alegro. De eso hace ya 13 años. Por suerte no caí en la trampa y he evitado tener que almacenar un electrodoméstico más, mantenerlo y seguramente repararlo o cambiarlo con el paso del tiempo y de paso he evitado consumir cartuchos de café con el coste económico y medioambiental que eso supone.
Os aseguro que no todas las cafeteras son iguales. A mi hasta me huele diferente el café hecho en una u otra cafetera. El caso es que me encanta. De todas las que he tenido os recomiendo las Bialetti aunque también se han pasado al lado oscuro y ya fabrican y venden cafeteras de cartuchos. Así funciona esto. Es el mercado.
Qué cafetera italiana comprar
Lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de comprar una cafetera es si tienes vitro o placa de inducción porque no a todas las placas de inducción le agrada el culo de las diversas marcas de cafeteras. Es fundamental, antes de comprar nada, saber cuánto café voy a preparar para ajustar el consumo. Si sois 2 personas, no vas a preparar café para 9 porque de ese modo puede que tengas que reciclar el sobrante.
Yo Tengo 2 tamaños de cafetera italiana de 2 marcas diferentes: una de 9 tazas de la marca Bra (con estas medidas yo hago 3 cafés con leche) y otra Bialetti de 12 tazas con la que consigo la medida perfecta para un día de teletrabajo: 4 tazas de desayuno de café con leche, 3 para el primer desayuno familiar de los tres miembros de la familia, y 1 taza para el café de las 11:30 que me permita llegar íntegro a la hora de la comida. El número de tazas que anuncian deben de ser para gente que consuma muy poco café porque yo tengo que usar 3 tazas de fabricante por 1 de las proporciones que yo demando. De este modo con la cafetera italiana de 9 tazas, obtengo 3 cafés con leche y de la de 12 servicios , 4 tazas.
¿De dónde han salido las máquinas de cartuchos para preparar café?
Hace ya muchos años cuando los fabricantes vieron un mercado al que hincar el diente, es decir, el de los consumidores de café, se sacaron de la manga una forma revolucionaria de hacer café: las máquinas de cartuchos. Al parecer ya en el 86 se patentó este modo de preparar el café y poco después se orientó al público en general y no solo a la hostelería.
A partir del 2005 la cosa explotó a nivel popular y se empezaron a vender cápsulas por millones. Nespresso tenía la ventaja pero empezaron a salir competidores y cápsulas compatibles de otras marcas.
Breve historia de las cápsulas de café (https://perfectdailygrind.com/)
Con el gran éxito de los cartuchos de café ha retratado una compleja situación medioambiental debido a la gran cantidad de residuos que se generan. Ante este hecho las empresas fabricantes empiezan a hablar de ser respetuosos con el medio ambiente, pero no nos engañemos, lo más respetuoso no es investigar materiales menos nocivos, lo más respetuoso es simplemente no consumir estos productos ni generar residuos.
El residuo más sostenible, es el que no se produce.
Yo he consumido estos cafés de cartucho tanto en hostelería como en casas particulares. Personalmente me sigue gustando más mi café de cafetera italiana o de melita con café molido de calidad y no me he tenido que comprar un electrodoméstico ni a la tiranía de los cartuchos. Además estoy evitando producir muchos residuos.
CONTENIDO DE LOS CARTUCHOS DE CAFÉ
Todo lo que viene empaquetado tiene un contenido que no siempre controlamos. No digo que en los cartuchos haya veneno, ni nada parecido, sólo apunto, a que es posible que no seamos conscientes de que, por ejemplo, pueda haber azúcar añadido, café torrefacto, leche en polvo, etc…
Aunque hablemos de café, que es una materia relativamente sencilla de identificar, la única manera de asegurarnos de que lo que tomamos es café molido, es coger los granos de café y molerlos nosotros mismos o bien que lo muelan en un establecimiento a la vista del cliente.
Puede que sea un desconfiado pero es que no es para menos. Después de ver cómo nos venden bebidas chocolateadas para los niños con porcentajes de azúcar escandalosos, galletas y diversos artículos precocinados y catalogarlos como alimentación saludable.
¿Cómo no voy a ser desconfiado?. La industria sabe combinar alimentos y condimentos para que los sabores sean realmente adictivos y con el café y sus derivaciones, no va a ser distinto.
Yo compro mi café en Cafés El Pozo, el precio como es de suponer, es más elevado que el de Mercadona que ciertamente no me disgusta, pero poniendo en una balanza el esfuerzo económico con la satisfacción que me supone, gana la recompensa del placer así que, en este caso, no me importa gastar más dinero y me doy al café premium. El café lo muelen en el momento de comprarlo y me encanta como huele.
Aun comprando el café gourmet, siempre será más económico que recurrir a los cafés de cartucho. Es verdad que nos venden esa sensación de lujo, comodidad y variedad que puede ser un factor muy seductor, pero en mi opinión, es mejor no dejarse deslumbrar y tomar el café como toda la vida. Tampoco necesito cientos de variedades de café. Al final nos hacen complicarnos demasiado la vida.
Con la cerveza me pasa igual. Hay mil variedades, y sinceramente, me gustan la mayoría pero al final me fatiga tener que hacer una tesis cada vez que tengo que pedir una cerveza una así que mirad, me bebo una Mahou de toda la vida y tan feliz.
Tengo que reconocer que también me gusta el café de melita, la verdad y me parece comodísimo sobre todo cuando es prepara café para muchas personas.
Como anécdota cafetera os diré que el café me suele sentar bien pero que si tomo uno después de comer tengo muchas papeletas de que me dé pesadez de estómago. Es decir que me puedo tomar dos cafés de 8 a 14:00h y todo irá bien, pero si me tomo un tercer café, puede que tenga una incómoda acidez estomacal.
Razones para no pasarse a las cafeteras de cartuchos
Yo hago cosas que no son necesarias, ojo, como la mayoría de las personas pero en este caso me planté. Ya tenemos bastantes electrodomésticos en las casas. Pensad un poco en este hecho.
Lo que quiero decir es que no es necesario recurrir a las máquinas de cartuchos, para disfrutar de un buen café, pagar más por el kilo de materia prima, producir residuos y depender de la compatibilidad de las cápsulas de las diferentes marcas.
Es una alternativa innecesaria que nos han vendido muy bien.
En nuestra familia no nos rendimos a los encantos iniciales de las cafeteras de cápsulas en casa y aquí sigo después de tantos años, disfrutando del café en cafetera italiana. He tenido varias Italianas porque como cualquier cosas que se usa diariamente, pueden deteriorarse, pero han sido pocas y me he librado de comprar un electrodoméstico sin el que se puede vivir perfectamente.
Cada vez que surge la duda de comprar electrodomésticos en casa, lo sopesamos mucho porque son aparatos a los que hay que dedicarles atención, cuidarlos, repararlos, y siempre terminan dando guerra. Cada vez que compramos algún aparato hay que leerse las instrucciones, conservar la garantía y tener esa información a mano para cuándo no funcionan correctamente. Es muy cansado y frustrante solucionar los continuos problemillas que dan las cosas.
Os enumero la lista de electrodomésticos y aparatos varios que usamos frecuentemente en mi casa:
- 2 portátiles
- 2 móviles
- 2 tablet
- 2 ventiladores de techo
- 1 plancha alisar el pelo,
- plancha de ropa
- quitapelotillas
- lavadora
- nevera
- caldera
- campana extractora
- placa cocinar
- horno
- tostador, batidora
- secador pelo
- lima de pies
- televisor
- decodificador TV
- router
- altavoz bluetooth
- chromecast,
- 3 auriculares con cable
- 2 auriculares bluetooth
- gimbal para móvil
- cámara de fotos.
Con todos estos aparatos es normal que me agobie ya que las cosas se rompen o averían. Hay que leerse las instrucciones. Nos supone tanto esfuerzo, que muchas veces ni los reparamos, los tiramos y compramos algo nuevo. Por eso cuando surgió la duda de si darnos a las cápsulas de café, decidimos esperar y seguir con una sencilla cafetera italiana.
Esta decisión ha sido todo un acierto, no solo por no tenernos que pagar más por tomar café en casa, si no por el hecho de no estar pendiente de un aparato más. Yo como podéis suponer, os recomiendo resistir si todavía no os habéis pasado a las cápsulas.
Tenemos demasiados trastos electrónicos que hay que actualizar y mantener, aparatos de los que terminamos dependiendo. En este caso, para hacer café, creo que no es necesario pero mirad esto cada uno lo tiene que valorar. Mi consejo es no complicarse la vida.
Enlaces de interés
https://www.eldiario.es/consumoclaro/beber/capsulas-cafe-materiales-toxicos_1_2090942.html
https://elcomidista.elpais.com/elcomidista/2019/05/31/articulo/1559304971_738603.html
Qué es el consumo responsable y cómo aprender a ponerlo en práctica